CÓMO INICIAR A UN CABALLO PARA LA TERAPIA
Como ya explicamos en el post de las cualidades que tiene que tener un caballo de terapia, es muy importante la elección del caballo de terapia ya que no todos los caballos son aptos. De ello va a depender su carácter (tranquilo, valiente y dócil) su morfología y movimiento (caballos con buen dorso y simétricos y un tranco amplio y regular).
Una vez que hemos encontrado un caballo que puede resultar bueno para la hipoterapia y la equitación terapéutica, toca el último paso: La presentación de la pista de terapia, de la rampa, de los materiales y de las conductas que pueden tener los niños que los montan.
Esta parte también es muy importante puesto que para los caballos supone un cambio muy grande de chip. Tienen que pasar de obedecer al jinete que les monta, respondiendo adecuadamente a un apretón de piernas para caminar, a entender que el que manda es la persona que va caminando junto a ellos y que no deben obedecer al jinete que les monta. En este momento veremos si el caballo seleccionado sirve realmente para la terapia. Hay caballos que el primer día no se asustan de nada, otros que determinados objetos y materiales que no les gusten, otros que lo que no les gusta es el movimiento encima de ellos, los apretones de pierna, etc. Si el primer día os encontráis con un caballo que reacciona asustándose de alguna cosa no os alarméis que es normal hasta que se acostumbran.
Los caballos necesitan un periodo de adaptación y de reaprendizaje. Por eso es importante los primeros momentos en pista con él. Estos primeros pasos van a condicionar al caballo para la terapia o no. Nosotras siempre sugerimos que cuando se le van presentando las cosas al caballo sea un acercamiento lento, que sea el caballo quien se acerque (por ejemplo a la rampa). Hay que dejarlo que explore, que huela y se familiarice. Nosotras solemos utilizar premios como pan para ir reforzando y recompensando cada acercamiento. Que comprenda que no es algo malo y lo asocie con algo bueno. Es importante cuando se le está enseñando a quedarse pegado y parado en la rampa no tratar de juntarlo a base de empujones porque lo que se va a conseguir es lo contrario. El caballo se pone a la defensiva y lo único que conseguiremos es que no vuelva a acercarse. Para ello, es mejor utilizar una barrera que le delimite un pasillo. Al principio haremos un pasillo ancho para ir haciéndolo cada vez más estrecho hasta que se quede completamente pegado.
Nosotras siempre que vamos a utilizar materiales nuevos, por muy inofensivos que parezcan siempre se los enseñamos a los caballos, ya que pueden hacer un ruidito que no les gusta, pueden tener un brillo que les asusta, un tamaño o forma que les recuerda a algo que temen, etc. Por lo general los caballos que vamos a utilizar para la terapia han tenido una vida que desconocemos antes de llegar a nosotros y toda precaución es poca para la terapia con estos animales.
Por último, cuando vayamos a montar es bueno que hagamos un repaso de los niños que van a subirse y reproducir los comportamientos que vayan a tener encima. Que muevan las piernas, que se agiten, que se apoyen en la grupa, que griten, que se bajen de repente… todo lo que se os ocurra. También haremos los ejercicios que les vayamos a proponer hacer para confirmar que no se asustan de los movimientos. Y para terminar, si van a utilizar algún material adaptado también lo probaremos antes de utilizarlo con los chicos. Lo más importante es el uso de reforzadores (pan, chuches de caballo, caricias…) cada vez que hacen algo nuevo y tienen un acercamiento positivo.
Artículo realizado por Bárbara Clement
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