EL CABALLO DE TERAPIA

Si hay algo fundamental en la terapia asistida con animales es la correcta elección, entrenamiento y cuidado de los propios animales que participan en las sesiones. En nuestro caso, que nos dedicamos a la terapia con caballos, elegir el caballo terapeuta no es tarea fácil.

A diferencia de los perros, el caballo para terapia no nace con el propósito de ser criado y domado para ello desde el inicio. Debido a la naturaleza excitable de este animal, para la terapia necesitamos caballos no demasiado jóvenes, por lo que criar un potro hasta la edad adecuada para ser terapeuta sería inviable económicamente…

Por ello buscamos caballos ya domados, a partir de 8 años y que estén jubilados de su actividad habitual: caballos de escuela, de polo, de salto… que por diversas razones ya no pueden continuar desarrollando estas disciplinas.

Además de la edad, las características del caballo de terapia serían:

  • una morfología adecuada: proporcionado, de dorso fuerte, simétrico
  • un paso simétrico, amplio y rítmico
  • una altura adecuada para el tipo de paciente que lo va a montar. Lo ideal es que la cruz no supere los 1,60 de altura.
  • un temperamento tranquilo, sociable y dócil.

Tras una larga búsqueda, por fin encontramos a nuestra yegua de terapia a la que hemos llamado Kala. Fuimos a valorarla varias veces a La Adrada (Ávila). Es una yegua joven que tras ser domada y ser una yegua de uso particular, ahora estaba dedicada a ser mamá. Tras tener dos potros sus dueños buscaban un hogar para ella y debido a su excelente carácter pensaron que podría ser una gran terapeuta.

Kala llegó a la Hípica Las Palomas en Noviembre. Se ha adaptado rápidamente a su nuevo entorno y está feliz. Vive en libertad en un enorme prado junto a otra yegua y cuenta con un refugio donde puede protegerse los días más fríos y más calurosos. Para nosotras respetar la naturaleza del animal es fundamental y de esta manera Kala vive en contacto con otro semejante y puede moverse, correr o revolcarse a su antojo.

Tras su adaptación realizamos una puesta a punto a nivel sanitario: herrador, dentista y chequeo veterinario para comprobar que todo estaba bien y establecer las pautas de sus cuidados.

El punto más importante desde su llegada ha sido su entrenamiento. Hemos trabajado diariamente para mejorar su estado físico y por otro lado hemos realizado un entrenamiento específico para la terapia: habituación a los materiales, a reacciones inesperadas del paciente, a sonidos desconocidos, al acercamiento a la rampa, aceptación de las trasferencias, etc. Además trabajamos el manejo pie a tierra mediante la voz y el uso del ramal.

Kala ha aprendido rapidísimo y está encantada con su nueva faceta de terapeuta, demostrando una gran sensibilidad y paciencia durante las sesiones. Nos esperan muchos años trabajando juntas para mejorar la calidad de vida de nuestros chicos y seguir dibujando sonrisas.

Artículo realizado por Mara Solano